La etapa comprendida entre los 11 años y los 19 años es aquella que se conoce como la adolescencia. En ella podemos a su vez diferenciar dos momentos, uno más temprano y otro más tardío. Este momento del desarrollo evolutivo de las personas está cargado de cambios de todos los aspectos, tanto biológicos, fisiológicos, mentales, personales e incluso referenciales.
Los adolescentes son catalogados en muchas situaciones como un especimen raro y difícil de controlar. Esto no tiene por qué ser así si se tienen las herramientas adecuadas y se conocen los procesos por los que estos pequeños van a ir haciéndose grandes en tan sólo ocho años.
Hay que tener en consideración que esta etapa está marcada sobre todo por varios aspectos relevantes a tener en cuenta:
- Desarrollo biológico: es evidente que van a ir creciendo y le sale vello en partes del cuerpo donde antes no había así como también su voz irá cambiando.
- Desarrollo emocional: es un momento en el cuál el paso de la euforia al llanto es tan pequeño que puede llegar a agobiar a los adultos.
- Desarrollo personal: un momento crucial donde se van estableciendo los esquemas mentales que posteriormente crearán las estructura y afianzarán sus creencias o el punto de partida desde donde se van a ir conformando.
Teniendo en cuenta estos grandes aspecto de la psicología de los adolescentes ahora es importante saber prestarles la ayuda oportuna.
Muchos padres y madres se centran en seguir queriendo controlar a su hijo/a de forma similar a la que lo hacían desde que eran pequeños, sin tener en cuenta que estos ya han crecido y que quieren empezar a volar “cual polluelo de nido”. Es importante trabajar desde las etapas tempranas y preparar el vuelo de los adolescentes desde años antes de que esto vaya a tener lugar.
Si llegado el momento este trabajo no se ha realizado con esmero, pueden llegar las situaciones de conflicto en las que surgen los típicos momentos de tira y afloja por los cuales se generarán la mayoría de los problemas familiares.
Por eso con los adolescentes es importante tener claras varios aspectos:
- En la etapa de la adolescencia ya no se siguen las instrucciones de los padres como antes, ahora su grupo de pertenencia son los amigos y tratarán de hacer los posible para sentirse integrados
- Por lo tanto, los padres ahora serán los enemigos en primera instancia ante situaciones normales, está claro que ante un problema siempre se recurrirá al adulto con el que más confianza se tenga
- Si los estímulos han cambiado, las conductas relevantes a imitar, también han cambiado. Si antes se hacía lo que los progenitores decían, ahora es el momento en el que se siguen las instrucciones del grupo de pertenencia, por lo que es la etapa donde pueden aparecer el abuso de determinadas sustancias como el tabaco, etc.
- Para poder comunicarse como progenitor con un adolescente será necesario mostrar, en primer lugar, interés por sus gustos y lo que hace, pero sin agobiar, que nos conocemos.
- No llevar siempre la conversación por donde el adulto quiere, sino dejar que el adolescente se exprese
- Ante problema derivados del trabajo u otras situaciones en casa, sería importante tener en consideración la opinión de los adolescentes de casa para que ellos se vean integrados dentro de la familia y se sientan valorados
- Así mismo, ante situaciones que pueden ser visibles en la que los adolescentes presentan una conducta de que algo les ha pasado no hay que ir detrás de ellos insistiendo en que cuenten lo sucedido, sino que simplemente con comentarle que como padres y madres están ahí para ayudar en aquello que les haga falta, estará bien.
Cómo puedes comprobar estas son algunas de las pautas para poder llevar una comunicación adecuada con un adolescente, pero claro, ni mucho menos son las únicas ni todas son imprescindibles, ya que cada adolescente es un mundo y habrá que ir viendo qué tipo de recursos de comunicación se adaptan mejor a cada momento y persona.
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