Como todos sabemos, cuando intentamos resolver conflictos entran muchos factores en juego, desde la irritación o la confusión que sentimos ante el problema, como las ganas de comentarle a nuestro hijo el por qué no debe hacer tal cosa. Pero ¿sabemos por qué lo ha hecho? Seguro que hemos pensado mucho sobre el tema y nos hemos formulado toda una teoría del motivo. 

Debemos respirar profundamente y llevar a cabo una buena comunicación para encontrar las respuestas a nuestras preguntas y aprender de lo que nuestro hijo nos pueda enseñar. 

Aquí vienen algunas recomendaciones para abordar conflictos a través de la comunicación:

  • Tener una escucha respetuosa, en disposición de negociar y comprender. Evitar cortar, sacar conflictos pasados, evitar la irritación o pensar que nuestro hijo lo hace para fastidiarnos, probablemente, él también tiene en su cabeza muy buenas razones para lo que hizo.
  • Decir exactamente qué nos ha molestado, sin estancarnos ahí, intentando buscar una solución, es decir, comentando qué nos gustaría cambiar del hecho de forma positiva. «No me ha gustado cómo me has hablado, me gustaría que no volverías a hacerlo» o, «Si algo no te gusta, no te pongas a llorar, dime: esto no me gusta». 
  • Exponer los sentimientos de forma directa que te han aflorado debido al conflicto, evitando juzgar o etiquetar. «Me ha hecho sentir triste y que me faltabas el respeto» en vez de «Eres un irresponsable, mira cómo se ha puesto tu madre». 
  • Comenzar el diálogo con mensajes positivos que indiquen comprensión, más que reproches, consejos o interrogatorios, dando a entender que ha habido una confusión y quieres saber el porqué de su conducta. «No he entendido porqué has dicho eso, ¿qué ha pasado?»
  • Enviar mensajes de aceptación, cariño y la voluntad de entendimiento. «Vale, entiendo que te sintieras irritado, todos tenemos un mal día».
  • Describir qué queremos alcanzar como unidad. «Me gustaría que me dijeras que estás triste, puedes confiar en mí» o, «Si te sientes irritado, dímelo y te dejaré tu espacio». 
  • Buscar alternativas para llegar a los acuerdos que sean posibles.

Es muy importante escuchar, lo que implica estar callado prestando atención, sin menospreciar pensamientos, opiniones o emociones de quien los expresa, ya que para él son importantes. Puede ser útil decir algunas frases para dar a entender que estamos escuchando, como: «ya veo» o hacer resúmenes para hacerle ver que lo comprendes, «entonces lo que me quieres decir es que…». Siempre sin enjuiciar el pensamiento de la otra persona, siendo receptiva, para poder atender a sus mensajes. 

“El conocimiento habla pero la sabiduría escucha.”


JIMI HENDRIX 

A veces, las explicaciones verbales no funcionan, sobre todo si la otra persona no es receptiva a escuchar o cambiar. En tal caso, la comunicación también es una herramienta para sosegarnos y para dar las razones de porqué nos negamos a realizar una acción, además de darnos la oportunidad de escuchar los sentimientos de nuestros hijos.